lunes, 23 de marzo de 2009

Crónicas y ensayos hemipléjicos (y algún que otro destello)

[1]












Temí por primera vez en silencio, mientras tiritaba mi piel, mientras sentía que me desvanecía.
La segunda vez, fue tan corpóreo que quise hacerlo frase, palabras, texto. Entonces caí en la trampa de los mortales
De ponerle a todo grandes títulos, como a las sensaciones, seguidas de subtítulos embebidos en estética que perfuman pequeñas cosas que jamás van a esconder una gran verdad.


La verdad nunca fue absoluta, siempre dependió de un punto de vista donde pudiese refutarse, y quién trajera otra perspectiva más tarde iba a cambiar esa verdad por un nuevo parecer. Entonces ¿Cuál era mi perspectiva?
Sólo sé que no quiero un cuarto vidriado, no quiero escribir en imprenta, no quiero pintarme la boca, ni tampoco tomar té,
No quiero leer los diarios, ni saltar, no quiero ponerme crema en las manos
Ni mirarme al espejo, no quiero buscarle una explicación más exacta a los días.
Porque sólo quiero que se esconda el sol, donde las nubes mueren y luego resucitan, porque quiero atravesar la tierra con mis dedos y quiero un camino en espiral.
Quiero que me lleven a lo profundo del mar donde las miradas no muerden, ni las algas atrapen, donde pase un tren sin destino alguno, donde yo no sea yo, y no tenga una frase que adornar, ni temer otra vez.














~.~







[2]







Los huecos cada vez quedan más vacíos, las paredes que me rodean se emblanquecen
Como una catedral inhóspita y sin sonido alguno que esconda una tempestad,
Que a su vez sea una tempestad de otoño quien desintegra, de modo sublime y descascare lo que hay fuera y dentro
De lo que percibo ser…De una menguante y retórica simulación de lo que se respira y las sensaciones que ello provoque, como el humo que se despliega con su baile inquieto luego de ser expulsado de una pausada bocanada de talvez unos labios que mucho quieran decir y poco puedan pronunciar, es que tanta pérdida de artilugio interno-externo genera la metamorfosis que tarda en llegar, como el paso al suelo y el estímulo al paso, y el deseo al estímulo, como la añoranza al deseo














~.~





[3]




Corales apilados en subsuelos horizontales,
Extractando dócilmente retinas:
Y un hipocampo sacude mi premonición de anteanoche.
Levita un foco ameboide sobre
La balsa…
Mientras en una cajita de poli carbonato tieso
Colecciono símbolos de electricidad
Que arden sobre los poros del espinazo
Escondido en mi entreverado mundo
Subcutáneo

Descosiendo algas en pleno
Idilio
Me revelo ante la hipócrita
Oración de los deudores de ensueños.
Me entrego.
¿Soy ella?
Creo que soy yo.









domingo, 1 de marzo de 2009




Los nombres con L.
Ligeia.
L
I
G
E
I
A