miércoles, 22 de octubre de 2008


Al revés de las veredas, de las elipses de Saturno
al revés de la desesperación, del desasosiego
de cada tratamiento
de las rutinas, y sobrecargas
al revés de la cama y sus suspiros
de sus fornicios y vaya uno a saber...
contraponiendo el "todavía" y el "Aunque"
el "nomas" y el "ya va"
el despertador, y las macetas con malbones
con pensamientos y petunias.
A través de la garganta, de las perezas,
de Neptuno y otra galaxia, de que te busque
y que te encuentre y que te pierda,
y que desee perderte en las estaciones que
creo no ser quien soy habitualmente
de estar callada, como insolada
de estar despierta, como titubeando
al revés de las convicciones, de la anecdótica catarsis
de esculpir sin dudas, las incógnitas arrebatadas

de desconocer, lo que tanto te conozco,
de inevitablemente
manifestar la soberbia
como un miedo repentino
(y viceversa)
De beber el día y masticar la noche
de extirpar las mugres
y al revés, y en contra de todos esos detalles

me enderezo sin preguntas,
sin preguntas te encuentro
en un todavía y un aunque
hasta que nomas, ya va.


No cabe menor duda, que un mayor pupileo
(mi nueva palabra de pupilas)
también te tengo al revés.

Y los astros vendrán de la nada,
y arracarán los huesos del humo,
y centrifugarán la distante dilatación corpórea
y se sentirán pequeños
arrastrando la silueta de un iris,
desmenuzando la caricatura muscular,
carcomiendo el sentido de los pozos
donde por instantes es preciso caerse
en su propio misterio.
Donde el alma duele cobardemente, en notas indescifrables
donde algún día seré sombra.

martes, 14 de octubre de 2008


Pestañas de cemento, iba a obsequiarte una noche de terciopelo corrugado,
un laberinto hueco de lenguas en desnivel,
Iba a hablarte de las censuras del alma, los pies desparejos, la
simbionte realidad de cristal, la ternura de los dedos en espiral,
Un frasco con una porción ínfima de mis costillas, y azafrán de mis labios,
la captura de la reiteración hecha carne, un círculo de plástico,
lluvia encapsulada en lágrimas de palabras bordando una ineludible verdad:

Amarte me hace conocer el vuelo y los colapsos del tiempo,
la desdicha de anhelar más vuelo,
y la perseverancia de tu horizonte, sólo plasmar

en raíces cartilaginosas, este deseo.




No te olvides de mí.