sábado, 19 de diciembre de 2009


Una levedad, pequeñita se iba a caminar

carcomía las esquinas, acentuaba los lirios,

pensaba en una verdad que latía

tocando el esternón.

Una levedad estaba escrita,

tenía el nombre del viento.

Esa levedad era la única que se quedaba,

volvía cada Diciembre,

gritaba con silencios quietos.



Era y es lo que una levedad no puede dejar pasar
por leve.
Diciembre me duele.