
Una levedad, pequeñita se iba a caminar
carcomía las esquinas, acentuaba los lirios,
pensaba en una verdad que latía
tocando el esternón.
Una levedad estaba escrita,
tenía el nombre del viento.
Esa levedad era la única que se quedaba,
volvía cada Diciembre,
gritaba con silencios quietos.
Era y es lo que una levedad no puede dejar pasar
por leve.
Diciembre me duele.
1 comentario:
Me gusta la poesía, y lo tuyo lo es.
Publicar un comentario