viernes, 27 de febrero de 2009

Desintegración.


Las ventanas periféricas se cerraron,
sus persianas flameantes de ira, hipnotizaron
el semicirculo del reducido espacio,
en que la angustia y la desdicha, jugaban un juego de azar

con la carta de la catársis bajo la manga,

y los ecos minimizados a ser arena de un reloj inmóvil.

llega un momento en que no hay punto del mundo,

del espacio en donde valga existir,

gritar, ser, simplemente ser.

Y aquí inventamos la perfecta historia inversa,

la música y su clásica melodía en tono, las paredes blancas,

las flores frescas, el aire aromatizado,

la sonrisa amortiguando los dientes.

Y yo me declaro hacer un punto final,

hasta juntar nueva arena y mi reloj funcione otra vez.