martes, 10 de agosto de 2010

No ama ni amanece

La rueda del amanecer en cuclillas, enfatiza
en la retórica de un caracol bajo el mar.
El colapso de las arenillas en periodo de defunción cede,
se embriagan con el misterio inmerso bajo rocas petrificadas.
El amanecer entonces divulga ecos de un espiral calcificándose.
La rueda estática quiso pararse. Tristemente, anocheció.

He clavado cien agujas a lo largo de mi espina dorsal
para gritar algo que no muere,
en silencio.

Fue tan cruento el acto
de desarmar las palabras en migajas,
observándolas rodar sobre mi cuerpo.

Me quemaban los pies,
me dormían ansiedades.

Me hacían ficticia sin
una voz real que permitiera
dar un concilio.

He quitado cien agujas a lo largo de mi espina dorsal
Para callar algo que no vive,
un encuentro.