viernes, 19 de junio de 2009


Tengo una desnudez constante, de días nublados sobre la textura de mi piel, de un ejército de huracanes que arrancan cada pellejo y cada escama, ni bien terminan de exhalar. Es una desnudez de camisas en el suelo, arrugándose, soportando el paso inquieto, de botones desprendidos, de medias de lycra abriéndose en los extremos, de sábanas desdibujándose, de almohadones de plumas, de luz matinal que ingresa por pequeños orificios en la persiana llena de tierra ( y plena de días) Sí, tengo de ese tipo de desnudez, de sacarme mi propio traje, de gritar la verdad inexorable de quebrar con mis uñas las sílabas lánguidas, de caer sobre la alfombra como caer por una escalera, los incontables e infinitos escalones, en bajada. Y al fin, al llegar allí, darme cuenta que sigo vestida y que aún no he dicho nada.

1 comentario:

@leftraruh dijo...

Como decirlo....yo también.

(Q)