viernes, 29 de noviembre de 2013

Una Marilyn cualquiera...




Cómo me mirabas con esos ojos de canica, niña ángel. Algo se desplegaba en la isla de esa mirada, como si allí estuviesen contenidas todas las palabras que una boca no pronuncia. Cómo te acurrucabas en el silencio, en la quietud del atardecer. Tus dedos se entrelazaban en los cabellos, tejiendo misterios, sobre la cabeza de maniquí frente al espejo. Niña ángel, que regalabas vida mientras ella se escurría. Un cuarto con un haz de luz dibujado sobre tus parpados y tus manos tibias colocando la cabellera rubia sobre mi cabeza, jugando a ser una Marilyn un día cualquiera. 

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