martes, 11 de agosto de 2009

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En tus manos hay viento
Y no prisa.
Digo en tus manos, porque también son las que acarician tus palabras.
Temerosas

Que salen por senderos de espejos.
Que se quiebran
y resquebrajan.


Porque es tu viento
de temporal
por el que me he quedado descocida.


Porque es lo que me arrastra a tiempo
y
a ceguera.


Entonces ya no son tus manos.
Ni tus soles, ni tu ocaso.
Sino más bien lo que lleva las semillas a
renacer, arrollándose
siendo pálpito.

Entonces ya no es tu viento.


Sino lo que hay en tus manos cuando él llega.
Y
lo que yo percibo cuando él se va.

1 comentario:

@leftraruh dijo...

Las manos desnudas
que esperan pacientes
esos planetas majestiales
desde el primer milimetro
hasta lo profundo y desconocido
de tus constelaciones.

por sobre detras y dentro.


(conmovido hasta la médula)


+ del infierno al cielo, he dicho.