viernes, 21 de agosto de 2009


Está bajo mi pulmón, la sinuosa levedad del expirar/inspirar. Que consigo lleva palabras de hielo que queman la oportuna silueta fija en un espejo.
Bajo el pulmón y camino a sus vértebras, también escucho latidos que rugen por ser clamados los ganadores de una batalla que jamás comenzó.
Entonces no me quedan dudas de los sentidos asexuados, las verdades paradigmáticas, los aromas petrificados y estas ganas inmersas en mis pupilas de dibujarte en cada estela de tiempo.

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