viernes, 1 de agosto de 2008



Diseñamos la melancolía en pestañas de dos colores que son uno
Y a la vez ninguno: blanco y negro.
Entonces absorbí tenuemente la esencia tras tu esternón dorado.
La lluvia de noches que caían de una nube de alambre me dio oportunidades limitadas
de saborear el vidrio de tu perspectiva:
omnipresente.
Quiero una flor, te dije. (No la cortes, quiero que siga siendo flor).
Quiero un amor, pensé. (No lo tomes hasta que no marchite).
Quiero correr, grité. (No abras más puertas).
Quiero llorar, dolía. (No salgas del armario).
Quiero borrarte, afirmé. (No pintes tus dedos).
Quiero aprender mi nombre.
Se rompió el espejo, mientras se derrumbaban retinas sobre los pies húmedos.








(Y así y todo te tengo en la piel)

No hay comentarios: